top of page

Elena

 

Elena es profesora de Lengua, tiene treinta y siete años y vive desde hace dos con Pablo, su novio, que es coleccionista. Últimamente, a Pablo le ha dado por añadirnuevos objetos a su colección y están comenzando a tener problemas de espacio. Que ella sepa y, por este orden, las nuevas piezas son Pilar, Carmen, Soraya, otra Carmen y no está muy segura de si también debe incluirse en el inventario a Tere, aunque, ya puestos, mejor de más que quedarse corta.

Elena se ha pasado toda la mañana del sábado haciendo cuentas y no le salen. La hipoteca devora su sueldo y mucho se teme que la situación va a empeorar. Se lo ha dicho a Pablo, pero él no entiende de estas cosas, ni de casi ninguna. De manera concienzuda, ha ido anotando cada uno de los gastos que su bonito piso le dará en los próximos meses y qué reparaciones precisará el coche; ha hecho una lista detallada de todas las cuotas que paga mensualmente y nada, que las cuentas no le salen. No es que le preocupe mucho, pero puede resultar un inconveniente si su novio no busca trabajo pronto.

Por fin ha finalizado la redacción de la carta. Ha hecho varios borradores hasta dar con el definitivo. La lee otra vez para comprobar que no hay faltas de ortografía: "Señor juez, la única culpable de lo que ha ocurrido, soy yo. La situación es la siguiente; debería tener la vida que quiero, pero tengo una vida que no quiero y quiero una vida que no tengo. He cometido un gran error de sintaxis y esto, siendo profesora de Lengua, es imperdonable. Firmado: Elena".

Está empezando a notar sueño...

 

 

Rosa María Bobillo. Marzo de 2016

Elena.jpeg
bottom of page