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Mi razón.
Cuando habla, le salen por la boca miles, millones de mariposas,
que revolotean sobre mi cabeza,
que se cuelan por mis oídos, convirtiéndose en música que me hipnotiza,
y sus labios provocan una brisa que me rodea, que me envuelve y me abraza suave.
Cuando mira, el cristal de sus ojos se disuelve
y, franqueado el camino, lo recorro confiada, protegida,
me pierdo en él para encontrarnos y entonces soy yo, soy él, somos nosotros.
Cada vez que sus manos se mueven,
busco alcanzarlas allí donde quiera que vayan,
las siento porque, aunque no me toquen, me tocan,
y me fundo y recorro todas sus líneas,
hasta la punta de sus dedos,
allí donde nace la vida de mi piel.
Él es mis ganas. Mi razón.
Rosa María Bobillo. Diciembre de 2015
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