Al principio creía que no me aprendería el título del libro, pero la autora repite tantas veces la dirección de esta calle de París, que ahora me es familiar e imposible de olvidar.
He quedado impresionada por la historia que encierra el edificio del número 209 de la Rue Saint-Maur de París. Ruth Zylberman es una de tantas personas que descienden de judíos que emigraron a París desde países como Polonia o Alemania y que se vieron deportados en los duros momentos de la Segunda Guerra Mundial.
Cineasta y escritora, comenzó una búsqueda, casi a ciegas, de nombres y vidas que habitaron el edificio y se encontró con historias verdaderamente dolorosas. Tirando de los pocos hilos que encontró, quienes al principio parecían fantasmas sobre el papel, se convirtieron en vidas reales, en personas reales, cuando consiguió contactar con algunos de los habitantes del 209 que sobrevivieron a las deportaciones.
Familias separadas, menguadas -en algunos casos-, en prácticamente la totalidad de sus componentes. Aun así, los recuerdos contados por los que aún vivían en los años en que Ruth Zylberman llevó a cabo la investigación en multitud de censos y archivos, los trajeron al presente. Detrás de cada vecino que habitaba cada habitación, en cada escalera, hay una vida con una historia. Vidas que se perdieron y vidas que se reconstruyeron, pero todas ellas, importantes y dignas, con ilusiones de juventud y esperanzas que, en muchos casos, quedaron atrapadas en vagones de tren y destruidas en campos de concentración y, en otros, siguieron adelante gracias a la ayuda de personas que aún creían en la libertad y en la amistad entre las gentes, fueran de donde fueran.
Publicado en errata naturae, uno de los buenos que llevo leídos este año.
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