Robledo
Sus ojos dorados han perdido el brillo acerado que tuvieron años atrás, sus sienes ya clarean y cuando sube al monte para contemplar las primeras luces de la mañana siente frío en los huesos, un frío que no viene con el aire de la amanecida, sino que le llega de muy dentro, del mismo tuétano.
Al llegar arriba, su vejez se le olvida y espera para ver cómo el sol aparece sobre la última elevación parduzca y se desparrama sobre la sierra, púrpura primero, naranja después. Poco a poco, cada montículo de la ondulante y tosca sierra que le vio nacer queda liberado de las sombras y, cuando el sol se eleva, la culebra de piel de brezos, jaras, alcornoques, pinos, castaños y encinas sigue, igual que ayer, igual que siempre, su camino serpenteante hacia el norte por uno de sus extremos, hacia el sur, por el otro. Hacia el norte, en busca del agua que duerme en las lagunas que recobran cada invierno su antiquísima memoria de hielo; hacia el sur, para nacer o morir donde las gentes sacan de la tierra lo que la tierra les hace sudar.
Robledo no conoce otro lugar en el mundo, aquí le parió su madre y aquí ha engendrado a sus hijos, uno de ellos, su digno sucesor. El tiempo ha pasado muy deprisa o eso le parece a él, ha reinado entre los suyos, aunque para ello tuvo que hacerse valer y luchar por el puesto. Ahora su progenie está segura en manos de su hijo, otro piel ceniza de ojos dorados.
Su camino está próximo al final; por eso, cada día sigue el arco regio del sol en el cielo sin hacer nada más que disfrutar de su benéfico calor, sabedor de que el círculo está próximo a cerrarse y de que, un día cercano, sus ojos seguirán soñándolo cerrados y devolverán al astro la luz dorada con la que le regaló el día de su nacimiento.
Rosa María Bobillo. Octubre de 2016.
(Robledo es el primer lobezno nacido en el Centro del Lobo Ibérico de Castilla y León, en Robledo de Sanabria (Zamora). Nació el 3 de junio de 2016. Si esta historia se cumple, es que habrá tenido una vida larga y buena, ojalá que así sea)
Nota de mayo de 2017 - El 16 de mayo de 2017 he vuelto a ver a Robledo. Está a punto de cumplir su primer año de vida. Tiene una malformación de nacimiento en una de sus patas traseras, lo que no le impide estar integrado en su grupo. Tanto es así que está más unido a la alfa del grupo que a Dakota, su madre.