Con un lenguaje exquisitamente sencillo y de manera contundente, el autor de Derecho natural nos revela cómo, en ocasiones, se puede esquivar la fatalidad aunque, en principio, las coordenadas parezcan estar dispuestas de modo que la empresa no sea posible.
El derecho natural de los hijos a ser cuidados, al cobijo, al alimento, a la protección frente a la inestabilidad, la desidia, la indiferencia o la falta de sentido común; el derecho a ser conducidos por buenos guías que les ayuden a crecer, en lugar de desbaratar los anclajes fundamentales en la formación de su personalidad, debería estar, siempre, por encima de todo lo demás.
Comments