En El vigilante nocturno hay algo de mágico, de hechizo. Thomas Wazhashk, Patrice Paranteau, Zhaanat, Juggie Blue..., todos ellos indios chipewas, son la representación misma de los valores ancestrales que las tribus indias del norte de América han tratado de preservar durante siglos.
Porque los personajes de esta magnífica novela de Louise Erdrich -reflejo de sus antepasados reales-, no fingen, sino que son, en el sentido filosófico de la palabra. Su esencia se derrama por las páginas con la naturalidad de lo que es auténtico, se produce una comunión tan perfecta de de lo que es real y de lo que pertenece a la ficción, que ningún pasaje de la novela nos parece extraño.
Un diez.
Comments