Mortal y rosa, un soberbio e inapelable ejercicio de lucidez, de afección, de amor y de sinceridad de un Francisco Umbral al que merece la pena descubrir con la lectura de esta obra.
Recordando a su hijo, que falleció cuando tenía cinco años, hablando de él con bellísimas metáforas, nos lleva hasta su propia niñez y a sus propios recuerdos. Plasma la realidad de la vida, tal y como él la ve, demostrando una genialidad literaria que no está al alcance de cualquier escritor.
Es paradójico que la frase más conocida y utilizada de Umbral sea la que pronunció hace treinta años en un programa televisivo, en un momento de enfado. Cierto es que no sorprendió, porque el escritor generaba polémica casi siempre, pero en Mortal y rosa hay otro Umbral, el que -según él mismo afirmaba-, escribía "para desaparecer".
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